escritos del viento
Bajo los encantos del xilofón de yann tiersen, un cigarro en mi boca y noche de altas horas, se dibujan en las paredes sentimientos transitorios a paso de cada nota.
Tanto miedo me da, pero a la ves me enorgullece q estas imágenes salgan a la luz de la pantalla, y dejen escribirse sin reprimendas.
Por q un día, luego de lo oscuro q las penas provocan, sentí en la música un suave fluir de ideas, de liberación, de sueños… algo q solo se llegaba con la contemplación y unificación con ella.
El chocolate ya no endulzaba mis días, la lluvia continuaba y aunq sea de mi más fabulas del mundo, ya quería ver el sol; sobresaltar mi cuerpo, respirar otro aire, vislumbrar lo celeste y los pastizales brillantes luego de la tempestad de gotas.
Observe el mar, su misterio, las olas golpeando sobre las rocas, y descubrí una estrella, q tan cautiva quedo en mi imaginación. Día tras día, concurría a verla, había provocado con su titilar los mismos sentimientos que este músico provocaba.
Luego de un tiempo, ya le habia puesto nombre, imaginé como había llegado hasta allí, las cosas q podía observar y hasta pensar q podía sentir… no había días ni noches q sacaran su imagen del cielo, era parte mía, yo era parte de ella, juntas vivíamos un mundo, cielo y tierra, el mar nos codiciaba, pero se saciaba con las almas q llegaban a sus costas.
Una estrella,
tierra y cielo,
éramos un mundo,
y bajo la brisa del mar
contábamos nuestros pasares vividos.
Ni el sol, ni las nubes,
opacaron nuestras visitas,
ella era una parte,
yo la complementaba.
Saboreamos,
los exóticos días
de penas y alegrías.
El pimpollo no crecía,
algo no era natural,
necesitaba de su cuerpo,
su boca de nácar
y fresco aliento.
Quise escapar del sentimiento,
pero nada podía borrar aquellos momentos;
hubo noches q escape a su encuentro,
otras q la busque por rincones.
Estaciones pasaron,
la lejanía...
era mi única salida.
Afronté lo real,
llore por eso,
y me reí,
de los recuerdos tiernos.
Volví al lugar,
de mis fantasías y sueños,
la busqué para saludarla,
y ya había sido tarde.
El mar calmo,
un cigarrillo en mi boca,
y miles de sentimientos
inconclusos.
Q había echo, q me había echo!
y las sirenas
intentaron aprovechar del momento,
sin respuesta mis ojos le dieron...
ella era todo,
hoy ya no soy nada.
Comenzaron mis días de muerto, confesé al viento, a gritos, q por ella haría el viaje sin retorno, q al fin si había crecido el pimpollo, y q me había sido difícil continuar.
Y los cielos confesaron su pena, sus lágrimas caían sobre mi cuerpo, y mis lágrimas hicieron crecer el mar. Mis pies salados, se los llevaba el misterio de las almas en penas, yo era una mas… deje q me abrasara la oscuridad y partí con ella. Me deje morir por haberte perdido, deje el mundo y cuando mi cuerpo dejo de funcionar, despegó de mi una luz q con ultima razón vi que ilumino el cielo, y se convirtió en estrella.
Comentarios
Con respecto a los chocolates, posiblemente me los quiten en aduana, pero voy a hacer lo posible.
te amo.
fer!
www.behance.net/fernando